En el mundo existen lugares tan peligrosos que es difícil creer que alguien esté dispuesto a vivir allí y luchar contra la naturaleza todos los días.
Estos son los 8 lugares más extremos del planeta en los que la vida diaria requiere de persistencia e ingenio para sobrevivir y con la incertidumbre de no saber cuando se producirá el desastre.
Estos son los 8 lugares más extremos del planeta en los que la vida diaria requiere de persistencia e ingenio para sobrevivir y con la incertidumbre de no saber cuando se producirá el desastre.
A continuación puede ver 8 de estos lugares extremos en los que la vida cotidiana está permanentemente amenazada por fenómenos naturales de todo tipo.
1. El Polo del Frío: Verkhoyansk, Rusia.
En la fría taiga, a una distancia de 4.800 kilómetros al este de Moscú, en las profundidades de Siberia, está la ciudad de Verkhoyansk. La temperatura más baja registrada en un lugar habitado se registró aquí en 1892: - 67,6 ° C. Es la ciudad más antigua del Círculo Polar Ártico, con una población de tan sólo 1.173 personas. Verkhoyansk es la ciudad más fría del mundo, el llamado polo frío. Las condiciones de vida en este lugar, como es fácil imaginar, son durisimas. De septiembre a marzo el sol brilla sobre la ciudad media menos de cinco horas al día, y la temperatura en invierno rara vez se eleva por encima de -40 °C.
2. Una montaña de fuego: Monte Merapi, Indonesia.
Incluso durante las épocas más pacíficas el volcán activo más grande de Indonesia continúa ardiendo peligrosamente. Situado en la isla de Java, el humo de la "Montaña de Fuego", como se traduce su nombre, se eleva a una altura de tres mil metros. Durante la erupción del Monte Merapi en 1974 destruyó dos aldeas y murieron varios turistas y vulcanólogos, cuyas tumbas se encuentran justo en el volcán. En 2010, cuando se produjo la última erupción, fueron evacuadas 350.000 personas y murieron 353.
3. La tormenta perfecta: Gonaïves, Haití.
La tormenta subtropical Fay cubrió la ciudad costera de Gonaives en agosto de 2008, inmediatamente después de que fuera golpeada por el huracán Gustav, para ser golpeada después por dos huracanes más, Hanna e Ike. Así, una de las cinco ciudades más grandes de Haití ha sido golpeada por cuatro devastadores ciclones tropicales y una tormenta subtropical, como resultado de todo ello, Gonaives fue prácticamente barrida del mapa. Gran parte de la ciudad quedó sepultada bajo el barro o sumergida en agua sucia, llegando el nivel del mar en algunos lugares a más de tres metros. El número de muertos fue de 500 personas, pero, sin embargo, 2008 no fue el más mortífero de la historia de Gonaïves ya que en 2004 fue afectada por el huracán Jenny, el cual mató a cerca de tres mil personas.
4. Lago de la Muerte: África Central.
El lago Kivu, situado en la frontera entre la República Democrática del Congo y Ruanda, sería uno uno más de la región africana de los Grandes Lagos de no ser por lo que guarda en su subsuelo. La superficie del lago es de unos 2.700 kilómetros cuadrados, y su profundidad alcanza 480 metros. Sin embargo, bajo el lago se encuentran depósitos de dióxido de carbono y 55 millones de metros cúbicos de metano, gas mortal. En caso de producirse un terremoto o cualquier tipo de actividad volcánica se podría producir una explosión devastadora o se liberaría el gas asfixiante. La población que estaría afectada en caso de una explosión de metano o sufriría los efectos asfixiantes del dióxido de carbono sería de dos millones de personas, que es el número de personas que habitan los territorios próximos al lago.
5. Las efímeras Islas Maldivas.
La República de Maldivas es una cadena de 20 atolones que consta de 1.192 islas, de las cuales el 10% se convirtieron en inhabitables tras ser afectadas por el tsunami del Océano Índico de 2004, el cual que causó la muerte de 80 personas y dejó a un tercio de la población sin hogar. Sin embargo, las desgracias no llegan solas: Maldivas se puede sumergir completamente en unas pocas décadas, en la actualidad ninguna de las islas se eleva sobre el nivel del mar más de 2 metros.
6. La capital mundial de los huracanes: Gran Caimán.
Se considera que las Islas Caimán son un paraíso tropical ubicado en el Mar Caribe, a unos 240 km al sur de Cuba. Muchos turistas viajan al Caribe en busca de sus de playas vírgenes y el buceo. Sin embargo, Gran Caimán, la mayor de las tres islas, es la capital mundial de los huracanes, debido a que sufre los devastadores efectos de los huracanes cada poco más de dos años, de media, más que cualquier otra área del Océano Atlántico. En el 2004, el huracán Iván destruyó casi el 80% de todas las estructuras de la isla y dejó a 40.000 personas sin electricidad ni agua corriente durante varios días.
7. La calle de los tornados: Oklahoma City, Estados Unidos.
Más de un millón de personas viven a lo largo de la autopista I-44 de los EE.UU., autopista que conecta la capital del estado de Oklahoma, con su segunda ciudad más grande, Tulsa. Cada primavera, cuando el aire frío y seco de las montañas viaja hacia el valle y se reúne con el aire caliente y húmedo del océano, a lo largo de la I-44 se producen vórtices devastadores. Desde 1890, Oklahoma City y sus alrededores se vieron afectados por un tornado más de 120 veces. En mayo de 1999, 70 vórtices pasaron a través de Oklahoma, Kansas y Texas y el más destructivo lo sufrió la ciudad de Oklahoma, destruyendo 1.700 casas, dañando más de 6.500 edificios y matando a más de 40 personas.
8. Vagando por el desierto chino.
Lop Nur fue una vez un gran lago rodeado de tierras fértiles al noroeste de China, paso obligado de la Ruta de la Seda, sin embargo en 1972 fue devorado por el desierto del Gobi. Parece que la historia se repite. El oasis de Minqin está situado al noreste de la provincia de Gansu y se encuentra rodeado por los desiertos Tengger, Badain y Jaran al este, oeste y norte. El oasis de Minqin fue una vez una barrera natural en el camino de la arena que todo lo invade a su alrededor, sin embargo durante las últimas dos décadas el norte de China se ha visto afectada por grandes tormentas de arena debido a unos años de sequía sin precedentes. Hoy el oasis de Minqin es uno de los lugares más secos de toda China y es una de las zonas más afectadas por la desertificación. El futuro que aguarda a sus 400 duros habitantes se presenta muy difícil.
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