¿Es posible comprar algo de saldo, en una tienda de segunda mano o en un mercadillo de objetos usados y que en realidad pueda valer miles o millones de euros? Pues si, es posible.
Por alguna extraña razón esto casi siempre le pasa a los norteamericanos. Quizá sea por su afición a los llamados "mercados de pulgas" o rastros, esos mercadillos de antigüedades y objetos usados y también a las "garage sale", o ventas de garaje, donde los vecinos venden objetos que ya no les son útiles y que llenan los trasteros. Precisamente es ese tipo de mercados se encuentran verdaderas rarezas que se venden por cantidades irrisorias pero que sin embargo pueden valer miles o millones de dólares, tal y como puedes ver a continuación.
1. En 2012, el artista Bet Fibek compró en una tienda de empeños un par de cuadros por 9,99 dólares. Más tarde, su atenta novia encontró en una de ellas la firma del artista abstracto Ilya Bolotovski. La pintura se vendió en Sotheby por 34.375 dólares.
2. A diferencia de Bet Fibek, Zach Norris si buscaba objetos raros y valiosos en mercadillos y casas de empeños. Al final, tuvo suerte: encontró en Phoenix un reloj Jaeger-LeCoultre, lo compró por menos de seis dólares y lo vendió por 35.000.
3. La pareja formada por Shawn y Rikki McAvoy compraron en una tienda de ropa de segunda mano de Asheville una vieja sudadera por 20 dólares. La sudadera resulta que había pertenecido al jugador de fútbol americano y entrenador Vince Lombardi. En un subasta lo vendieron por 43.000 dólares.
4. Esta extraña taza fue comprada en una tienda de segunda mano en Sydney por cuatro dólares australianos y se vendió en Sotheby por 75,640 dólares. Existía una buena razón: se trataba de una rara copa china del siglo XVII hecha de cuerno de rinoceronte.
5. La prestigiosa marca de relojes Breitling fabricó el modelo Top Time especialmente para la película "Operación Trueno", con Sean Connery como protagonista. En la historia, los especialistas del servicio de inteligencia británico incorporan en este reloj un contador Geiger para que Bond pudiera encontrar dos bombas atómicas OTAN robadas por los terroristas. El reloj se vendió en una subasta de la casa Christie en julio de 2013, había sido comprado en un mercadillo por 25 libras.
6.Un jubilado de 81 años de Massachusetts compró en 2006 por tres dólares una pintura de la que sólo sabía una cosa, era muy antigua. Un año después, su hija investigó entre diversos anticuarios y le tasaron la pintura en 20 - 30.000 dólares. Al final, resultó ser una obra desconocida de un pintor flamenco del siglo XVII. Se vendió por 190.000 dólares.
7. Una mujer que paseaba por un mercado de pulgas en Filadelfia, encontró accidentalmente un tesoro, le llamó la atención un collar y lo compró. Tres años más tarde, durante una visita al Museo de Arte de Filadelfia, se encontró con obras del escultor Alexander Calder que le recordaron el estilo del collar que había comprado en el mercado. En septiembre de 2013 se vendió por 267.750 dólares.
8.Michael Sparks es afincionado a las ventas de garaje. Un buen día entre trastos y otros objetos sin valor, le llamó la atención lo que parecía ser un viejo documento. Pagó por él poco más de dos dólares. En realidad se trataba de una rara copia de la Declaración de Independencia de casi 200 años de antigüedad. Fue subastada por 477,650 dólares.
9. Un vecino de Filadelfia compró en 1989 un viejo cuadro en un mercado de segunda mano porque le había gustado el marco. Cuando lo desmontó encontró escondido entre el lienzo y el marco una copia de la Declaración de Independencia de 1776. En 1991, se vendió en Sotheby por 2,4 millones de dólares. En 2000 salió de nuevo a la venta y en esta ocasión se vendió por 8.000.000 de dólares.
10. Un aficionado a las antigüedades compró este huevo por 14.000 dólares pensando que podría venderlo por 15.000. Afortunadamente para él, investigo en Google y se econtró con una agradable sorpresa. Se trata de una de las primeras creaciones del famoso orfebre Fabergé. Hoy sabemos que Fabergé hizo 50 huevos, de los que se conoce la existencia de 43. Este en concreto fue encargado por Alejandro III para regalárselo a su esposa Maria Fyodorovna la Pascua en 1887. La reliquia fue vendida a un coleccionista privado por 33 millones de dólares.
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